* Motricidad fina: al manipular las piezas, los niños desarrollan la coordinación mano-ojo y la precisión.
* Creatividad: las posibilidades de construcción son infinitas, lo que estimula la imaginación y la capacidad de resolver problemas.
* Concentración: la construcción de estructuras requiere de atención y concentración.
* Conceptos matemáticos: al comparar tamaños y construir formas, los niños aprenden conceptos básicos de geometría y equilibrio.
* Juego simbólico: los arcos pueden transformarse en puentes, túneles, casas, trenes y mucho más, lo que fomenta el juego simbólico y el desarrollo del lenguaje.
* Valor educativo: el arcoíris Waldorf es un material Montessori que promueve el aprendizaje a través del juego y la exploración.